En un país donde la economía se distingue por su volatilidad y las reglas cambian con velocidad, decidir si conviene invertir en pesos o en dólares se vuelve un desafío crucial. La primera mitad de 2025 ha mostrado rendimientos dispares según el instrumento y la moneda elegida. Ante un entorno global y local cargado de incertidumbre, esta guía ofrece un análisis detallado, herramientas prácticas para tomar decisiones y recomendaciones para proteger y hacer crecer tu patrimonio.
Argentina vivió en 2024 una inflación acumulada superior al 100%, mientras el dólar libre apenas subió un dígito. Este desbalance convirtió a los instrumentos indexados por CER en verdaderos ganadores para quienes buscaban resguardar valor frente a la suba general. Sin embargo, durante 2025 la dinámica cambió: la inflación empezó a moderarse gracias a una reducción de la emisión monetaria constante, y los rendimientos de bonos públicos y acciones comenzaron a reflejar una recuperación parcial.
En paralelo, el contexto internacional juega un papel estelar. Con un panorama político norteamericano más estable y una proyección de crecimiento de Estados Unidos cercana al 2,25%, el dólar renace como refugio. El avance de la victoria de Trump y la llegada de Scott Bessent al Tesoro aportan mayor confianza al billete verde y fortalecen la expectativa de apreciación en el corto plazo.
En México, el peso mostró resiliencia en 2025: tras tocar 21,29 por dólar, recuperó terreno hasta rondar los 19. Banxico proyecta un rango entre 20,24 y 20,69 para el cierre del año, mientras la inflación se estabiliza cerca del 4%. Aunque el crecimiento económico se mantiene ajustado, el nearshoring y el flujo de remesas apuntalan la moneda local.
La clave para navegar con éxito en 2025 es mezclar instrumentos en ambas monedas. Una cartera balanceada mitiga riesgos extremos en años electorales o durante episodios de alta volatilidad global. El rebalanceo periódico, evaluando tasas locales, proyecciones de inflación y posibles controles cambiarios, resulta fundamental.
1. Evalúa tu horizonte de inversión: si tu objetivo es el corto plazo, considera plazos fijos en pesos o depósitos dolarizados con vencimientos menores a seis meses. Para horizontes largos, la exposición a bonos y acciones internacionales puede ofrecer rendimientos ajustados al riesgo.
2. Monitorea indicadores clave: la reducción de la inflación mensual en Argentina, las decisiones de la Fed y las proyecciones de Banxico. Mantenerse informado te permitirá anticipar movimientos y ajustar tu portafolio en tiempo real.
3. Prepárate para eventos políticos: las elecciones legislativas en octubre pueden generar picos de volatilidad. Un rebalanceo previo, reduciendo posiciones de mayor riesgo y reforzando refugios, te ayudará a sortear posibles caídas bruscas.
4. Utiliza coberturas cuando sea apropiado: derivados cambiarios o futuros pueden proteger tu inversión ante fuertes variaciones en el tipo de cambio. Aunque implican costos, actúan como seguros en momentos críticos.
Históricamente, en Argentina solo en 2 o 3 años de la última década invertir en dólares rindió menos que en pesos. El peso suele devaluarse con fuerza o rendir por debajo de la inflación local. Aun así, no basta con guardar billetes verdes sin generar renta: es vital canalizar esos dólares hacia activos que superen la inflación internacional.
La estrategia óptima combina ambas monedas, aprovechando los momentos de fortaleza del peso con instrumentos ajustados por CER y apostando a la estabilidad del dólar cuando aumentan los riesgos. Más que un dogma, es una regla de sentido común: la diversificación es tu mejor aliada.
Invertir en 2025 implica adaptarse a un escenario cambiante. Con disciplina, análisis constante y la combinación adecuada de activos, es posible no solo proteger tu capital, sino también buscar rendimientos reales que te acerquen a tus metas financieras y te brinden tranquilidad en medio de la incertidumbre.
Referencias